sábado, 1 de noviembre de 2014

ESTUDIAR BALLET: LO QUE SE CREE VS. LO QUE ES.


-Quiero dedicar esta entrada con mucho cariño a mis grandes profesores Leticia Dávalos, Olga Méndez, Luis Maya, Raúl Platas, Guillermo Hernández y Lelis Reyes.- 

Creo que cuando alguien tiene una idea equivocada sobre algo que amamos, lo fácil es ofenderse. A menudo no nos tomamos el tiempo de explicarle a esa persona lo que simplemente desconoce, porque no lo ha experimentado jamás, y por eso hoy me di a la tarea de contarles a todos ustedes cómo es realmente estudiar danza clásica. Aunque lo abandoné y no me dediqué a nivel profesional, pasé muchos años de mi vida inmersa en esta hermosa disciplina, y veo que la cultura pop la ha tratado de una forma un tanto distorsionada -para que me entiendan, algo así como cuando los mexicanos nos vemos reducidos a sombreros gigantescos con adornos que nunca hemos visto en la vida, y tacos tiesos y amarillos del estilo de los que no existen-, y pienso que tengo elementos para derribar ciertas ideas.

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LO QUE SE CREE: 

El ballet es un universo cursi para nenas ñoñas y delicadas, que prácticamente desaparecen entre un océano de tul rosa, flores, brillantina y risitas melosas.


LO QUE ES: 
El ballet es una disciplina física y artística para mujeres (y hombres) con carácter, resistentes y metódicas, a veces hasta rudas. Las nenas ñoñas y delicadas no soportan tres clases sin salir corriendo a lloriquear con su mamá. Lo del tul, las flores y la brillantina, que sólo se usan en escena, tienen que ver con las antiguas concepciones de femineidad, puesto que la indumentaria clásica se remonta a los siglos XVIII y XIX, especialmente a la época del romanticismo, cuando las mujeres usaban vestidos vaporosos y recargados, y a las creaciones de una diseñadora rusa de principios del XX, Karinska, que tenía un estilo particular de bordados complejos, muy de su país. Con todo, los tutús (la faldita que parece un plato alrededor de la cintura) ni son la regla, ni tan exagerados, ni son siempre color rosa, ni de un solo tipo. Lo que podría considerarse cursi proviene de las historias románticas y los seres fantásticos que a veces las protagonizan, pero no necesariamente de su intérprete. El “rosa” de las mallas y las zapatillas en realidad es un salmón pálido, tirando a ocre en ocasiones. Actualmente la ropa de trabajo, como leotardos, y otros accesorios, es negra, blanca, o de otros colores neutros, austera, de telas deportivas, y su único fin es permitir la movilidad y que los profesores vean cada músculo para corregir. De hecho, el tutú es una prenda complicada de confeccionar que mayormente usan las primas ballerinas y solistas. Nunca en más de una década entré a una clase, ensayo o audición donde hubiera un grupo de niñas regordetas con rizos, tutú clásico almidonado y diadema de florecitas. NUNCA. Ahora que tampoco creo que tenga nada de malo ser más empalagoso que una capirotada si a alguien le da la gana, pero es absurdo suponer que así tiene que ser siempre, especialmente en este caso.

LO QUE SE CREE: 
Las chicas que se dedican con demasiado ahínco al ballet están dañadas psicológicamente de algún modo, ya sea porque se esfuerzan demasiado en alcanzar la perfección, no soportan las presiones, son histéricas o quieren lograr un cuerpo esbelto al grado de volverse anoréxicas y bulímicas.

LO QUE ES: 
La danza requiere concentración, repetición constante y equilibrio literal y figurado. La concentración, por definición, es alejar la mente de distracciones, para enfocarla en un punto concreto. Alguien con ardillas en la azotea no puede alcanzar un debido nivel de atención, mucho menos uno tan agudo como el que requieren las artes escénicas, y tendría que abandonar la carrera. Del mismo modo, una persona con tendencia a la ansiedad, o a cualquier tipo de psicopatía, no soportaría repetir cientos de veces un sólo movimiento sin azotarse contra la barra, con lo cual queda claro que la serenidad y la paciencia aquí son condiciones sine qua non. El equilibrio también depende de una mente no sólo sana, sino entrenada. Por ejemplo, te propongo que te coloques en una posición precaria, y le pidas a alguien que te sostenga sólo con el dedo meñique. Notarás que puedes mantenerte en pie, pero que cuando la persona se retira, caes, y te preguntarás por qué antes mantenías el equilibrio a pesar de que un dedo meñique no es un soporte en absoluto. Porque tu cerebro te lo hacía creer. Asimismo, aunque no se puede negar que hay compañeras que se angustian de más por bajar de peso y no deberían, una alimentación correcta es también indispensable para el rendimiento adecuado de cualquier bailarín, y eso me lleva a... 
 

LO QUE SE CREE: 

Todos los hombres que bailan son gais, porque los meros machos hacen deporte.


LO QUE ES: 

Muchos bailarines son gais, lo cual ni le importa a nadie, ni les resta ningún valor, pero en verdad mucha gente se sorprendería si supiera la cantidad de hombres heterosexuales que son bailarines o se han interesado por la danza clásica en algún momento de su vida. Y todos los anteriores, sin importar su orientación sexual, e incluso según el cliché, seguirían siendo machos, puesto que resulta que la danza ES UN DEPORTE. La diferencia es que, en otros ámbitos, el atleta puede darse el permiso de sudar, caerse, poner cara de sufrimiento y hasta llorar, mientras que el bailarín (o bailarina), al doblar su función como artista, tiene que poner su mejor sonrisa y lucir como si estuviera volando entre almohadas de felpa aunque en realidad esté sintiendo el dolor más grande, y seguir adelante como si fuera el príncipe o una sílfide, aun cuando haya sufrido una caída o esté agitado/a. Lo común (y se supone que tendría que ser lo obvio) es que los hombres no usen tutú de ningún tipo, ni zapatillas de punta, y que éstas no se sujeten con listones, con excepciones, como que los bailarines formen parte de un proyecto travesti como Trockadero, o que usen las puntas en clase sólo para fortalecer algunos músculos indispensables como los abductores o los empeines. Un bailarín también debe hacer pesas, porque <inserte música de revelación dramática> las bailarinas no poseen el peso de una pluma, sino el de una mujer estándar, y ellos necesitan estar listos para alzarlas por los aires con seguridad.

GIF de blog.relay.im
LO QUE SE CREE: 

Bailar de puntitas es bien fácil y los brazos de una bailarina están casi inactivos, como si fueran serpentinas. 
 

LO QUE ES: 

Lo de los brazos es comprensible, porque parece –y debe parecer- que así es, y porque,  en cierta forma, es cierto si se considera que el trabajo de brazos no se compara al del resto del cuerpo. Sin embargo, tampoco significa que no exista. Los brazos deben estar activos todo el tiempo, sin dejar caer los codos, y accionan alongándose desde los omóplatos, lo cual involucra todos los músculos desde el centro de la espalda hasta la punta de los dedos. Pero que alguien suponga que poner todo su peso sobre la punta del pie es fácil, o que la mujer que soporta ampollas, uñas caídas, juanetes y otras protuberancias extrañas y dolorosas sin queja alguna -porque lo vale- es “frágil y delicada”, sí es un proceso de razonamiento que nunca voy a entender aunque viva cien años…
 

Image courtesy of sattva at FreeDigitalPhotos.net
LO QUE SE CREE: Las maestras de ballet son señoritas enchongadas, dulces y distraídas, que sólo hablan abstracciones mafufas como: “Déjense llevar por el viento que roza sus sensaciooneees...”, mientras se balancean de un lado a otro como sauces.

LO QUE ES: Los profesores y profesoras de ballet, unos más, otros menos, son extremadamente serios, rigurosos y técnicos. Por lo regular no se visten ni se peinan como el alumnado, y a veces ni siquiera realizan los ejercicios porque se dedican a observar. Si no sabes la nomenclatura en francés y de todas las posiciones, estás frito/a. En las clases libres, es decir, que no son ejercicios fijos, sino que montan la rutina en ese momento, si no te la aprendes a la primera, con suerte a la segunda, estás frito/a. Si conversas con el de al lado, te recargas en la barra, te sientas, cometes un error de postura que se supone que tendrías que haber aprendido en tu primera clase, te fuiste para el lado contrario en la coreografía… vas tan frito/a que te carbonizaste, si no es que ya te echaron del salón, previa humillación pública, dos errores atrás. Antiguamente, algunos llevaban un bastón con el que castigaban a los despistados... y sí, joven noventero, yo también estoy pensando en esto hace renglones:
(Imagen de lolmanagement.com)



LO QUE SE CREE: Sólo una joven delgada, espigada, alta y blanquita puede ser una gran bailarina y aspirar a ser solista.

LO QUE ES: Como la joven delgada, espigada, alta y blanquita que soy, te aseguro categóricamente que esa es una total y absoluta mentira. Ni tener esos atributos físicos te garantiza tener el talento para bailar, ni carecer de ellos te impide lograr la excelencia. En todos los casos es la constancia, la pasión, la gracia y el empeño los que llevan a buen puerto. Por supuesto, de patrañas racistas, ni hablar. Esta clasificación es injusta para todas, porque a estupendas bailarinas las condena sólo por bobadas como “no tener suficiente cintura”, pero también porque a las que poseemos aquellas características nos restan mérito, y lo digo porque yo inicié con la flexibilidad de un tronco, debido a mi herencia genética, y mi avance a menudo se le atribuyó a mi complexión, no al enorme esfuerzo que hice cada día. Pero en fin, la forma y el color del cuerpo no importa, sino lo que haces con él después.

BONUS: 

LO QUE SE CREE: Que los listones se colocan de esta forma tan coqueta:
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LO QUE ES:  No son sandalias de gladiador, ni alpargatas. Los listones son para sujetar, no solamente de adorno, y se atan a la altura del tobillo, nunca más arriba, porque eso podría ser hasta peligroso.



Para demostrar que no hay condicionamientos que valgan, y cerrar esta entrada derribando todas las concepciones erróneas de una forma más elocuente que cualquier cosa que pude escribir aquí hoy, está Misty Copeland, una prima ballerina que empezó a una edad tardía, y es curvilínea, morena, fuerte, sensual y fabulosa.




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