miércoles, 14 de mayo de 2014

TIPOS DE MAESTROS (Y LOS ALUMNOS QUE LOS ACOMPAÑAN)


Quiero aprovechar que mañana es día del maestro para hablar un poco sobre esas personas que ejercen una influencia fundamental en la vida de todos, para bien o mal, que trabajan duro y constante (a menos que haya alguna marcha a la que asistir), y que no siempre tienen los mejores sueldos (excepto aquellos que ganan más que el presidente, por alguna extraña razón). Trataré de condensar los tipos de profesores y las reacciones de su alumnado más comunes, que desde luego no son etiquetas, y que no son exclusivas, es decir, muchos profes caen en más de una categoría.

FACILITADORES DEL SER.

Estos maestros y maestras ven el justo valor de cada uno de sus alumnos, distinguen que todos tienen capacidades, sólo que tan diversas como el número de educandos a su cargo, y no suelen hacer distinciones de ningún tipo al momento de compartir sus conocimientos, porque los dan con la más infinita generosidad. Son la clase de humanos que tienen una sabiduría mucho más profunda que la erudición, puesto que ese umbral hace mucho que lo traspasaron, y que su sola presencia inspira respeto, por lo que no necesitan imponer ningún autoritarismo. Por el contrario, suelen ser serenos y amables, y no escatimar al momento de reconocer los aciertos, los cuales pretenden potenciar. Muestran tal pasión y amor por su materia, y por la pedagogía, que la disciplina va implícita, y tampoco tienen que ir detrás de nosotros a reglazos. Simplemente, si queremos estar a su altura, nos tenemos que poner a trabajar. Son aquellos cuya voz todavía escuchamos, años después de haber tenido el honor de recibir sus palabras.


SU GRUPO SUELE SER: Eficiente, integrado y empoderado, sin un sentido de la competencia, sino de la cooperación y el avance. Los alumnos tienen una autoestima sana, sin dejar de estar conscientes de lo que necesitan mejorar, y se sienten en constante expansión, a veces no solo mental o física, sino también espiritual. Todo el grupo -o la mayoría- está conforme y se siente apreciado, por lo que el ambiente suele ser propicio para crear y compartir, y se siente ya un cierto aire de profesionalismo y madurez, aunque aún se esté en la academia. 



LOS BUENA ONDA.

Son esos profes que tienen un gran entusiasmo por la enseñanza, que tal vez aún son jóvenes, y que unos años más tarde es posible que se conviertan en "facilitadores del ser". Mientras tanto, son los que en lugar de clase preparan un show de stand up comedy, que invitan al debate, que se actualizan constantemente, están abiertos al diálogo y fomentan la conciencia crítica, y que bajo ningún concepto están de acuerdo en coartar a los alumnos, por lo que a veces sus clases corren el riesgo de descender al caos... excepto porque todos esperan con buena disposición esa hora en la que pueden hacer algo distinto, como poner los mesa-bancos alrededor del salón, escuchar música, mascar chicle o preguntar sus dudas sobre sexo.

SU GRUPO SUELE SER: Dinámico y entusiasta. Los debates a veces se ponen que arden. Crece en los alumnos una enorme necesidad de abarcar más, de preguntar más, de criticar lo establecido, de cuestionarlo todo. El lado negativo puede ser que muchas veces estos alumnos corren el riesgo de nutrir la plaga que enfrentamos hoy de sabelotodos y pseudointelectuales, demasiado proclives al juicio, la agresividad y la fantochería, pero en general un profesor de éstos nos ayuda a crecer y a tomar responsabilidad de nuestro propio pensamiento. 


ÌDOLOS INFLEXIBLES

Son aquellos que son realmente serios en su clase, que no se andan con tonterías, tienen una personalidad arrolladora, y que, más que con teoría, nos ilustran con su ejemplo. A lo mejor nos aburrimos en su clase, pero cuando los vemos poner en práctica en su vida profesional lo que intentaban transmitirnos con palabras, nos quedamos con la boca abierta. Ellos son como una enciclopedia en su área, nos van a retar siempre, generalmente son estrictos, intransigentes, y gozan con cargarnos de trabajo. Muchos terminamos esperando su clase en medio de estertores y sudor frío, y, sin embargo, seguimos admirándolos en secreto. Son aquellos con los que hasta el cínico de la clase se tiene que cuadrar, si no quiere sufrir una humillación pública, y acabar atravesado como mariposa disecada con la lengua aguda y brillante de ese hombre o mujer imponente.

SU GRUPO SUELE SER: Cabría esperar que fuera timorato o sumiso, pero no. Suele estar, más bien, inspirado. La mayoría del grupo responde ante los altos estándares que propone el instructor con el inmenso deseo de alcanzarlos, no importa qué se tenga que sacrificar, o el esfuerzo que implique. Lo malo es que se crea un ambiente de competencia, y que a veces luchamos demasiado, a costa de la salud mental o física, o vemos tan por encima a ese Gran Maestro que si no nos aprueba terminamos en terapia psicológica.



LOS QUE CUMPLEN CON SU TRABAJO.

Son los que tienen una forma tradicional de enseñar, que se apegan a un programa, a los que les interesa mucho inculcar valores morales y disciplina. Son las misses que ponen letreros y muñequitos por todas partes, o el profesor de sindicato que toma todos los seminarios que puede, anhelando en secreto la comida gratis. Te exponen con diligencia cada tema, la mayoría de las veces muy bien, sin dejarte una sola duda, pero ya no van más allá. Les encanta el orden, seguir horarios, dictar apuntes, asegurarse de que no se porten mal los muchachos. No obstante, a pesar de que parecen ser tan cuadrados o que algunos incluso sean mediocres, son las personas que, cuando se jubilan, lloran a mares, puesto que no conciben su vida sin enseñar. Desde niños soñaron con estar frente a un pizarrón, nacieron para eso, y por esa vocación y entrega algunos sí que logran volverse entrañables.

SU GRUPO SUELE SER: Eficiente. Se sacan buenas calificaciones -o eso intentan-, que es la meta máxima en este modelo de educación, y aspiran a ser buenos y útiles para su sociedad, lo que sea que eso signifique. Recordando un poco el sistema de reforzamiento de mi escuela primaria, estos son los grupos que siempre ganaban los banderines de "buena conducta", "higiene", "aprovechamiento", y todas esas ondas. El lado feo es que son los que te acusan con la maestra porque no son capaces de enfrentar los conflictos por sí solos, y a veces se vuelven arrogantes, mojigatos, reprimidos o corren el peligro de convertirse en los relamiditos que te hacen la vida imposible en tus trámites burocráticos. 

INVOLUNTARIOS.

Son esos que se supone que te enseñen una cosa, pero terminan distrayéndose tanto, que su supuesta materia es lo último que tocan. Es el clásico maestro que te cuenta sus problemas matrimoniales, en lugar de dar cátedra. Dan la impresión de que su vida es un desastre, de que ya todo les importa un rábano, o de que se les olvidó lo que fueron a hacer allí. Hay un monólogo de Chéjov que se llama "Sobre el daño que causa el tabaco" que recomiendo mucho leer, en el que el conferencista está tan sobrepasado por la vida, que sus oyentes nunca se enteran del daño que causa el tabaco. Es más, si no mal recuerdo, en algún punto se pone a fumar. El caso es que, sin querer, son ellos quienes te introducen a lo mundano, a los problemas reales de la vida diaria, o sus divagaciones son interesantísimas y aplicables... pero resulta que nos tenían que enseñar Historia, no pasarnos recetas de cocina. 

SU GRUPO SUELE SER: Disperso, apático e inconforme. Es esa clase en la que aprovechan para comer furtivamente las papitas que sobraron, se hurgan las uñas, le pasan una carta a la amiga, revisan el celular y dibujan caricaturas ofensivas de la directora, y luego, a la hora en que están a punto de reprobar, protestan hasta el cansancio porque la culpa la tiene el maestro que no les enseñó nada. Bueno, nada como para contestar una sola pregunta del examen, pero cuando, años después, tu novia Lolita te manda al diablo, de súbito recuerdas aquel manual para superar relaciones fallidas y tormentosas que recibiste gratis en la secundaria. 


GURÚS Y "VACAS SAGRADAS".

Son una suerte de celebridades, pues gozan de mucha fama y prestigio., que pueden tener méritos o no, pero cuyo principal rasgo es que son individuos con el ego inflado, en el mejor de los casos, si no es que poseen algún trastorno de la personalidad. Les encanta tener vasallos que los vean como un ente superior, y sobrestimar sus propios logros. Tienden a inducir a los alumnos a una determinada ideología, y excluir, o hasta amenazar con una de sus sonrisas encantadoras, a quienes osen cuestionar sus fundamentos. Son astutos, carismáticos, a veces incluso tienen una inteligencia extraordinaria, y saben vender una imagen y un concepto: son grandes maestros, pero de la autopublicidad y la manipulación. Son del tipo de señores y señoras que acosan sexualmente a sus alumnos y, si tienen suerte, hasta se conchaban a alguno.

SU GRUPO SUELE SER: Sectario y enajenado. Todo lo que dicte el profesor es ley, y nadie debe nunca, jamás, por ningún motivo, dudarlo. Recuerdo esta ocasión, en uno de los centros educativos donde fui a parar, cuando se dignó a visitarnos uno de estos personajes y muchos compañeros apuntaban hasta la última palabra, como los animalitos del jurado en Alicia en el país de las maravillas, cuando en realidad no venía al caso y la reunión tenía un carácter de grilla política, más dañina que enriquecedora. Sus discípulos reciben cualquier basura como si fuera de oro, y no es que el maestro no ofrezca nada valioso, pero quiero decir que no saben discernir lo uno de lo otro, mientras que los disidentes estamos obligados a fingir que estamos de acuerdo si no queremos sufrir las terribles consecuencias, lo cual nos convierte en hipócritas.

LAXOS

Son aquellos que, en el lado opuesto al anterior, no ejercen ningún tipo de control o influencia sobre los alumnos, y parece que están aterrorizados. Llegan a la clase torpes y apocados, por lo que las cosas se les van de las manos completamente y nadie les tiene respeto, mucho menos los ve como figuras de autoridad. No saben hacerse escuchar, y a veces no pueden manejar ni sus propias emociones, por lo que terminan gritando como urracas, aporreando el escritorio con el borrador o un libro, peleándose con un imberbe como si fuera de su edad, con su asiento lleno de tinta o chinchetas, o de plano con una crisis nerviosa en el hospital.

SU GRUPO SUELE SER: Caótico y abusivo. Son los grupos que parecen una jaula de gatos psicòticos, llenos de basura, griterío, bullying, malos entendidos y a veces violencia de todo tipo. Son los alumnos que después podrían convertirse en personas proclives al abuso y el maltrato, o los que han difamado a la anarquía por su gusto por la destrucción y por lo que parece ser la idea de que el respeto es otro factor de opresión, y no una condición básica para la convivencia humana.


"DIFICULTADORES".

Es gente que no merece el nombre de educador, y que ni siquiera lo quiere porque es obvio que carece de vocación. Son personas vacías, sádicas y frustradas, que van a su trabajo a regañadientes, con el único incentivo de hacer sufrir a las personas a su cargo. Ponen en evidencia los defectos y errores de quienes han elegido como sus víctimas -porque no se les puede llamar de otro modo- y tienen a sus predilectos,  no porque realmente los valoren, sino para denostar a los que no les caen bien a un nivel subjetivo, o incluso envidian. Se quejan todo el tiempo de lo poco que les pagan, gritan cuando no es necesario, amedrentan a los que ya han debilitado, hacen comentarios sexistas o racistas por costumbre, polarizan al grupo a propósito, proyectan sus amarguras personales en la clase, y tanto circo es para ocultar la única verdad: que son unos incompetentes perezosos sin nada que aportar.

SU GRUPO SUELE SER: Ineficiente, tenso y con ideas distorsionadas sobre sí mismos y su entorno. Los favoritos, que tal vez si tenían talentos naturales al principio, se echan a perder o se estancan, sin mencionar que se vuelven fatuos e insoportables, los de en medio se vuelven lambiscones para no perder su inmunidad precaria, y los pateados sienten que su vida no vale para nada, que todo lo hacen mal o no es suficiente, y sé de casos que han desembocado en suicidio. 


Esos son los maestros que yo tuve (más o menos). ¿Y los de ustedes cómo eran?


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