De manera oficial, la procrastinación es diferir o aplazar. Mi propuesta es “eufemismo elegante de hacerse bien pendejos”. El caso es que tenemos que darle la vuelta a ese problema que es inherente al ser humano, pero que nos impide
rendir e incluso disfrutar al máximo en nuestras vidas. Ya hay muchos consejos
aquí en la red para dejar de postergar esas tareas que tienen que realizarse a
como dé lugar, pero intentaré abordar soluciones desde la perspectiva de una
procrastinadora compulsiva en rehabilitación, a la que no le han funcionado los
tips habituales. Así que, como la experta en la materia que me considero, osaré
dar algunas recomendaciones, que, por supuesto, corren el riesgo de ser perfectamente
inútiles o más de lo mismo. En principio, retomo la forma popular de “estira y
afloja”, porque la procrastinación es como una liga. Cuando sucumbimos a ella,
pareciera que nos estamos consintiendo, pero en realidad estamos estresados y
envueltos en una nube culpígena, y queremos forzar al tiempo, estúpidamente,
puesto que es una unidad fija. En cambio, cuando nos divertimos después de
asegurarnos de que el deber está cumplido, podemos “aflojar” la liga, pero de
verdad.
1 EL GRAN AUTOENGAÑO.
EL ESTIRA: En nuestra cabeza le
ponemos unos vestiditos bien lindos de seda como: “Estoy bien cansado”, “Me
siento un poco malita”, “Es que tengo trastes que lavar”, pero la mona
aulladora de la verdad sigue gritando: NO ME DA LA GANA HACERLO.
EL AFLOJA: Decirse la verdad: “no
quiero”, sin disfrazarlo de “no puedo”, y simplemente dejarlo pasar, sin
juicios de ningún tipo, y ponderar si vale la pena dejarse llevar por la
desgana en ese momento o poner otro grano de arena al resultado que queremos a
la larga. Podemos dar unos pequeños saltos, gritar contra la almohada, subir y
bajar escaleras o sacudir las extremidades para que la ansiedad se nos
desprenda, pero lo que funciona mejor, en mi experiencia, es simplemente hacer
aquello que no queremos, sin darle tiempo a nuestra reticencia de interferir, como cuando nos empinábamos sin respirar aquel licuado horrible
de la tía Conchita.
2 SUEÑO, HAMBRE Y OTRAS URGENCIAS.
EL ESTIRA: El cuerpo tiene
necesidades, y a veces llegan en un momento inoportuno.
EL AFLOJA: Hay ocasiones en que
es imposible, y tenemos que hacer acopio de voluntad, respirar profundo y
seguir adelante, pero en general la solución es fácil: satisfacerlas. Una
siesta de media hora y un rendimiento óptimo de dos horas es mejor que cabecear
tres horas frente a la pantalla mientras escribes sandeces, y un bocadillo
furtivo en una junta larga se le perdona a cualquiera, si después su
intervención es espléndida.
3 FALTA DE ATENCIÓN
EL ESTIRA: A unos más que a
otros, pero nos cuesta enfocarnos y prestar atención única y exclusivamente a un
solo asunto determinado, y tenemos una pésima coordinación para actividades
físicas. Nuestra mente tiende a divagar y parlotear como perico de mercado.
EL AFLOJA: Callar la mente. Si no
se cree en la meditación como algo místico,
se puede aplicar de forma práctica: unos minutos con los ojos cerrados y
en una posición cómoda para permitir que los pensamientos que estorban se
resbalen de nuestros cerebros antes de acometer la tarea, y algo importante
es no autocensurarse las distracciones o errores, sino solamente volver al
aquí y el ahora en automático.
4 TENER LA MENTE EN BLANCO
EL ESTIRA: Ahora es al contrario:
clásico que cuando quieres meditar te imaginas toda la conversación pendiente
que tienes con el personaje más incómodo de la oficina, pero a la hora de
necesitar la creatividad a tope, entonces sí la mente está en blanco.
EL AFLOJA: En algún lado leí que
tener la mente en blanco era bueno,
porque si la tenías llena ¿cómo iban a llegar las ideas? Me parece que esto
es MENTIRA. Las ideas no llegan así como mariposillas en el bosque, hay que
estimularlas y desenterrarlas desde lo más recóndito de una cueva que está envuelta
en los mullidos recovecos de nuestros flojísimos sesos. Para esto puede servir
buscar información sobre el tema a tratar, ver imágenes, música y videos que
detonen esas chispas de genialidad que todos tenemos, hablar con personas que
sean autoridad en la materia, pero definitivamente hay que sacar el pico y la
pala, empezar a balbucear lo que sea con tal de ir asociando conceptos, no
sentarse a esperar a que los diamantes broten de la tierra y se posen en
nuestra mano.
5
CARTUCHOS QUEMADOS
EL ESTIRA: Ya escribiste todas
las entradas de blog que se te ocurrían, ya entregaste esos ensayos en la
universidad desde todos los enfoques posibles… no te queda ninguna idea, las
usaste todas.
EL AFLOJA: Buenas nuevas: las
ideas son un recurso renovable. Lo digo por este blog. Cada miércoles es el
mismo pánico: “¿Qué escribo hoy?”, gimo, mientras me jalo los cabellos y camino angustiosamente por toda la casa. Al final, con un poco de esfuerzo, siempre se me
ocurre algo, así que si me provoco calvicie habrá sido en vano. Siempre tenemos
algo que decir, siempre podemos correr unos metros más.
6 LA SERPIENTE DEL EDÉN
EL ESTIRA: Siempre hay algo más
divertido que hacer que ponerte a trabajar o empezar a hacer abdominales. Allí
está la computadora, con sus redes sociales y sus series descargables, sus
fotos de guapetones y recetas de espagueti, invitándote a probar el fruto del
tiempo perdido que ni Proust encontró. Los videojuegos… o esa fiestecita donde
va a correr la cerveza como ríos de placer, o el paseo que se antojaba.
EL AFLOJA: Voluntad. Y si, como
yo, no la tienes, hay que obligarse. Si tienes una adicción, y no me refiero a sustancias, sino a música, videojuegos
o lo que sea, pídele a alguien que te ayude y te permita acceder
sólo a determinada hora. Cuando haya pasado más o menos un mes (tal vez más, no funcionan los veintiún días, comprobado) ya estaremos
habituados a prescindir de ello. Bloquea las páginas que te quitan el tiempo, y
sólo deja dos o tres periodos para usarlas en el día. Así de plano, como si
fueras maestra de primaria en el salón de cómputo o jefe esclavista de oficina
de gobierno. Yo uso LeechBlock, pero debe haber otras aplicaciones, según el
navegador. Si la fiesta se interpone en tu camino a la excelencia, el éxito profesional,
o lo que sea que estés buscando como meta de vida, aprende a decir NO, a menos
que tu meta de vida sea quedar bien con todos, lo cual desde ahora te informo
que es imposible.
7 DESORDEN
EL ESTIRA: Puede ser material o
mental, de objetos, de actividades, de conceptos, y ya hay una maraña tan
terrible, que cuando regresas de retozar en el limbo procrastinador, ahora sí
ya no encuentras ni por dónde tirar del estambre.
EL AFLOJA: Hacer un alto y
dedicar unas horas o incluso un día a hacer un “aseo general”, literal o
figurado. Limpiar el espacio de trabajo, u organizar el portafolio otra vez
siempre va a ayudar. También hay que mantener la computadora libre de archivos que
no usamos, hacerle un análisis de antivirus periódicamente, etcétera. Recomiendo un
programa llamado CCleaner que quita la basurilla de forma automática. Pero sobre
todo, y lo más difícil, hay que organizar los pensamientos y limpiar las
telarañas del ático. Hay personas que no podemos ceñirnos a un horario estricto,
y para eso yo me vi obligada a idear mi propio sistema. Tengo una tómbola con
pelotitas, y cada una tiene un número. Le asigno un número a cada tarea, o a cada libro que tengo que leer, y entonces
dejo que el azar me sorprenda con el orden de los pendientes que he de
solucionar o el libro que toca leer el día de hoy. Lo que trato de decir exponiendo
el hecho de que me vi obligada a tratarme como bebé, es que se puede organizar
el tiempo y el espacio pasándola bien, con una actitud de juego.
8 FALTA DE MOTIVACIÓN
EL ESTIRA: Creo que esto es lo
más duro, cuando el problema supera la flojera o las ganas o necesidad de hacer
otra cosa, sino que ya viene de un asunto más profundo, como inseguridad o
depresión. No nos sentimos capaces de ser buenos en nuestra área o perdimos el
sentido.
EL AFLOJA: En todos lados dicen
“busca ayuda profesional”, pero no toda la gente tiene los medios para hacerlo.
No obstante, hay consultorios psicológicos gratuitos, en línea o telefónicos,
que seguramente son una buena opción. Lo primero es la aceptación, lo demás es
tener la firme resolución de caminar hasta ese punto donde nos tendremos
absoluta confianza y hemos restaurado el valor y la pasión por nuestros ideales.
También es válido aceptar que esos ideales no eran nuestros o ya expiraron, y
empezar de cero.
Espero que a alguien le funcione alguno de estos consejillos, y si piensan en algo más, comenten, porque lo agradeceré yo también...
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