Capítulo 2: Rastros de muerte en las cámaras secretas, y una sorpresa en el pasillo del papel para envolver.
El temor a quedarse sepultados
hasta la muerte disminuyó, al ver que los círculos de luz provenían de unos
tubos de escape herrumbrosos en el techo del pasadizo, y comprobar que los
celulares de ambos aún tenían señal, así que papá y Erminia continuaron el
camino. El primer corredor era largo, y mucho más ancho que las escaleras. A
los lados tenía varias cámaras subterráneas sofocantes. En todas había diversos
objetos, raídos y putrefactos, en diversos estados de descomposición. En uno,
encontraron un ataúd abierto, y parecía que adentro habría más restos humanos,
pero eran retazos de telas y bolas de algo parecido al estropajo y, alrededor
de la caja, varias pilas de lozas de ladrillo, las mismas que se habían
utilizado para forrar las paredes mohosas del túnel; en otro aposento oscuro, sorprendentemente
acondicionado como una recámara, una carriola, muñecas y el retrato de dos niñas; en las demás, en
su mayoría, mesas, o trozos de mobiliario, con restos de trastos, cubiertos y
botellas de vino, zapatos, algún guante, en fin. Las únicas habitaciones
peculiares eran una espaciosa, a desnivel, totalmente inundada, y de la cual
sólo sobresalía el armazón de una cama de metal, y otra repleta de pianos, algunos de cabeza, otros rotos, viendo hacia
la pared, llenos de arañas… muchos pianos. Desde luego la más impactante fue la
que estaba llena de esqueletos, incluso de niños. Eran, obviamente, personas
que nunca pudieron salir de allí. Eso, y el hambre que les dio después de dos
horas de caminar y explorar ese lugar tan lúgubre y enrarecido, comenzó a provocarles miedo y ansiedad, y Erminia intentó enviar un mensaje. No obstante, era tarde, porque en
esa zona ya no tenían señal. Un poco más adelante había una encrucijada: podían
seguir el túnel interminable que transitaban, u otros dos que se abrían a
los lados. En el pasaje de la derecha percibieron un gran hueco de luz en lontananza.
Tal vez era otra salida, menos retirada que la de la casa, así que anduvieron
por allí. Notaron que la nueva galería era más cómoda, porque incluso se sentía
algo de aire fresco circular a su alrededor, pero el destello de luz estaba más
lejos de lo que parecía, y el piso estaba empinado, por lo que andaban cuesta arriba. Ambos se sintieron mal y
tuvieron que sentarse un momento en el piso, pero tenían que seguir. Descubrieron que la luz provenía de un agujero en el techo altísimo de una última habitación enorme, también inundada, donde flotaban restos escalofriantes de figuras
religiosas. Seguramente había sido una capilla. Erminia se echó a llorar, algo
que no es común en ella, y ambos gritaron por auxilio, pero nada ocurrió.
Siguieron adelante, pero allá solo había una oscuridad cada vez más y más
insondable. Por lo menos, allí sí lograron enviarnos un mensaje donde evitaban
confesar la imprudencia que habían cometido, pero nos urgían a arreglar el
agujero del patio en ese preciso instante. Sospeché que algo pasaba, porque
ellos son la clase de gente cuyo piso del baño se desploma sobre la sala y lo
arreglan hasta la siguiente semana “porque estaba el Super Bowl”, así que insté a todos a reunirnos allá lo antes
posible. Pero, pocos minutos después de pedir ayuda y antes de sufrir sendos colapsos nerviosos, descubrieron otra escalera
igual a la de la casa.
Entretanto, una pareja joven
elegía papel para envolver un regalo en la super-papelería de los Ayala, y cuál sería su
impresión cuando surgieron del piso, en el cual no se notaba ningún rastro de
una trampilla, dos ancianos llenos de mugre con la respiración agitada. Del otro lado del pueblo,
nosotros descubríamos el derrumbe en el patio, que había dejado la primera
osamenta hecha pedazos. Fue cuando decidimos que era buena idea llamar a la
policía, y, sin embargo, la curiosidad por explorar primero lo que describían
papá y Erminia cuando fuimos a recogerlos, que además se extendió a los
Ayala, nos impidió dar aviso a las autoridades de inmediato…
Image courtesy of Kamnuan at FreeDigitalPhotos.net
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